la sangre del Señor en nuestra vida,
y la vid más preciosa fue su herida
donde empezó a morir nuestro pecado.
Será un día el varón arrebatado,
marchará sin aviso y despedida
hacia un aire de nube prometida
donde verá la faz del Dios amado.
Qué hermosura el caballo victorioso
con piel de sol que monte el Redentor.
Se hincará ante su Juez la humanidad.
¿Quién conoce tal tiempo prodigioso
cuando en celeste alud revelador
establezca el Señor su autoridad?
15 de agosto 2025