La mejor bendición que el cielo tiene
se regala a la vida de los santos
como color de júbilo a sus cantos
y pulsión de bondad que en voz deviene.
Cuánta gracia hay en su expresión perenne
filtrada de entre miles de esperantos.
Labios para enjugar sombríos llantos,
labios que al besar nada los detiene.
La bendición es voz de lo profundo,
el bien de Dios traído al que le escucha
y al que gozoso sabe obedecer.
Voz confortando un pueblo gemebundo
y que da alivio al corazón que lucha
buscando un orbe unánime en creer.
03.08.2025