antes de todo peso, alzar las alas
que da la fe, vestir las blancas galas
de la simplicidad y arrodillarse.
Reconocer la Altura es arrobarse
junto a un pensamiento sin escalas.
Dejarle atrás al mar las horas malas
y de humildes virtudes alhajarse.
Entrar por la dorada puerta suena
a coros de jardines acerados
y al habla del amor entre las rosas.
Solo se abre tal puerta al alma plena,
alma digna de alcázares perlados
y de olores de pátinas herbosas.
06.08.2025