viernes, 17 de septiembre de 2021

Entre la luz y la palabra

¿Tiene cuerpo la luz? No más que la palabra.
Ninguna de las dos
se cansa de una eternidad de vuelo.
Ninguna de las dos
renuncia propagarse al infinito.

¿Hay vida en la palabra?
Su suave aliento al de la luz iguala,
no rehúye tocar lo terrenal,
respira entre la gente, respira entre las flores,
pero ama más su hogar entre los santos.

En la secreta piel del hombre deja
la luz una escritura concebida
en el adiós de soles misteriosos.
Que en la mañana y en el mar la luz
adquiere el privilegio de la música
que es sublimar a lo alto nuestro asombro.

La palabra, entretanto, es una lámpara
a la que dieron fuego alientos celestiales;
un viento al que le agrada guarecerse
cual forma y signo en el papel y mármol;
su alfabeto signando claridades,
rayos de un sol guardado al intelecto.

Y en su misión la luz es la moneda
que se nos da jugando cada día,
gira en el mismo espacio del amor;
luz doblemente santa al hacer suya
la palabra que besa
con sus significados.

 

4 de septiembre 2021

miércoles, 1 de septiembre de 2021

El trino azul

¿Lo escuchas? Tiene el Sol un trino azul
como un rayo de pájaros secretos;
viento hecho coro ardiente entre los árboles,
partitura de visos in crescendo.

De lejos llega el crepitar grandioso,
arcoíris de notas que se prenden.
El incendio que apaga a una lluvia
de vacíos y sombras en el mundo.

Que el numen de la luz es una voz
que gusta dar el eco al gran abismo,
tatuar su nombre inmenso en cada nube,
despertarse en la piel de los planetas.

No calla el Sol ni callan las esferas;
que cante pues, su amor el universo;
Sí, que canten las almas que se ocultan
en sus casas de azules luminares.

31 de agosto de 2021


sábado, 17 de julio de 2021

La Ciudad de Dios II

Cuánto esplendor de la ciudad de Dios,
cuadro que no soy digno de mirar
ni de abrir sus portones enjoyados 
hacia un Edén de alcázares y ríos. 

Vive por siempre la ciudad de Dios,
donde acariciador un viento nace
que es música y aroma entre los árboles.
¡Ojalá fuera yo por un momento 
lo bastante honorable para ellos,
solo por un momento y contemplar 
las serenas moradas de los justos! 

La hermosa luz de la ciudad de Dios
no queda dentro sino que fulgura
en la amplitud de sus alrededores.

Si tuviera permiso de soñar,
entonces rogaría
por rozar muy apenas con mis dedos
el muro que cintila
su amor de orfebrerías señoriales.

Tal vez no pueda entrar a la ciudad,
pero, ¿por qué no he de gozar un día
—incluso desde fuera—
de los cantos, las fiestas, la alegría
y del continuo bendecir a Dios?

No me veré de sus entradas digno:
arribo igual a un extranjero pobre;
pero quizá haya un hueco,
algún rincón en la ciudad de Dios,
un pase amable de misericordia
incluso para un hombre como yo.


julio 2021

domingo, 3 de enero de 2021

Las ventanas de los cielos

Como salta el pequeño al avistar
tras la ventana al padre que se acerca,
así se goza el justo porque intuye
la hora cuando ante el pasmo de los pueblos,
habrá un puente entre el cielo y esta tierra.
Será el día admirado por los siglos
cuando descienda el Santo entre las nubes.

E igual en todo al niño de los hombres,
que se avergüenza nunca
de mostrar su alegría a los extraños,
también el escogido
ha de alabar gozado a la visión.
Débil le llamarán,
pero de súbito tendrá una fuerza
que al aire ha de crecer. 
Verá hacia las alturas
con un salto de amor muy semejante al vuelo.


3 de enero de 2021