Señor, dirige nuestros corazones
al clamor de tu salvación,
que el día viene ya
en que daremos cuenta
de cada una de nuestras obras.
Ensancha tu misericordia
al pueblo de tus escogidos;
apártalos del mal,
y sacia a cada uno del bien que viene.
Tus santos dependen por completo de ti,
los que esperan por tu bondad
cada mañana de sus vidas.
No hay un día suyo sobre la tierra
que te alejes tú de ellos.
Tú los sostienes,
nada los apartará de tu amor.
Tu justicia los cubre,
el escudo glorioso
del Señor los protege.
¡Qué preciosa es la salvación
de parte de nuestro Señor!
La vida de su Hijo dio por nosotros;
su aliento santo que en un solo día
redimió generaciones de hombres;
su alabanza que es por toda la eternidad.
3 de abril de 2018
