A mayor santidad mayor la luz;
su gloria cubre todo el universo.
Dios no se cansa en sus misericordias,
desde su estrella más lejana, escucha.
Y aun abundando en ángeles y santos
no hay pequeño olvidado por su amor.
Cuánto esplendor de la ciudad de Dios;
magnífica es la voz de sus entradas.
Almas alborozadas llegarán
a las puertas de paz que nunca cierran.
¡Gloria eterna al Señor del universo!
No hay alma que se prive de su luz.
Que hable por gracia el corazón del hombre,
y por influjo del Amor, que cante.
Que enaltezca el poder que nunca acaba.
¡Que dé cada mañana gloria a Dios!
2 de septiembre 2018