Den su canto magnífico al Señor,
voceen con palabras luminosas,
que oigan cielos y santas nebulosas,
y cada estrella donde impere amor.
Toda alabanza asciende entera a Dios
como luz en su vuelo esclarecido,
y aunque pequeña procedió de nos,
la amplia distancia la ha embellecido.
¿Quién quiere ser el nuevo pensador
instruido en esta voz maravillosa
hecha para alabar la luz gloriosa
de aquel que viene como Salvador?
11/02/2003