jueves, 14 de febrero de 2008

Poema sobre una flor

La flor del mediodía se agiganta
en los reflejos finos de las aguas
que crecen y palpitan en la fuente.

Nunca su aroma fue un desconocido
para la luz acuática que ha sido
viajera entre montañas y lloviznas.

Pero lo que me importa es su belleza
que se resume en una vida tierna
que dura un poco más que su recuerdo.

También me importa el frío con que muere
como rosa que duerme
en el abrazo de sus mismos pétalos.

Quiera mi Dios el recordar la flor
en los nuevos jardines del amor
cuando los hombres sean diferentes.

Y tendré sobre el alma a una nueva
rosa, pero la misma que hoy observa
mi ojo, trémula junto a fresca fuente.

Yo gozaré temblando en ese tiempo
como hoy tiemblan sus hojas por el viento,
y acaso ella ya goza en tal promesa.

 

 

11/12/90

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