miércoles, 28 de noviembre de 2007

El Jordán

Enigma era su voz en el desierto
para los varios hombres que escuchaban,
cuando el bendito amor testimoniaban
sus palabras, creando desconcierto.

Ya que nadie creyó que fuera cierto
lo que antiguos profetas sustentaban
en aquel predicante. Lo miraban
como mira el sonámbulo al despierto.

Vino un día Jesús hasta este río,
valiente él desde algún camino solo
para orientar a salvación y gracia.

Pero halló sólo el corazón vacío
del pueblo... Y aun así, potente polo
fue para algunos, su amistad y audacia.


26/01/89
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