sábado, 12 de abril de 2008

Deseo divino

Reloj, cuán manifiesto es tu pasado;
tu arena estanca tiempo acumulado.
¡Quién no querría acomodar tus granos
y trocar sus inviernos por veranos!

 

Hagamos con las horas un perfecto
día, para cumplir un viejo sueño,
todo por el amor que pudo ser.
O al menos tenga gracia ese halagüeño
día, y con luz del arte ornar su aspecto,
dar la gloria al moderno amanecer.
Sí, de repente un claro renacer
volcándose a los ojos
nuestros, cuando de hinojos
hagamos trabajar el corazón.
Entonces una santa compulsión
nos hará proceder a otro camino.
Irá uno a uno a su fascinación
como el apresurado peregrino.

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No en cualquier día, sino en un gran día
se cumplirá el más alto de los sueños,
ir al súmmum de amor que aguarda al hombre,
al dorado gloriar del mediodía.



1/08/89 


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