Fue una primera flor
y un mar de primitivos movimientos,
que quisieron alzarse con la vida
hacia la luz que descendió del cielo,
y acaso percibir el Señor mismo
que los creaba o su gozoso aliento.
Pero antes vino el grito de la tierra
de cuerpos que llegaron a un encuentro
y a una amistad gloriosa en la mañana,
que hallaron su existir sin entenderlo.
Almas niñas con gracia al despertar
emergiendo del polvo para el viento,
donde por esa primigenia vez
todo ojo infante supo estar lejos.
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14 de enero 1991