Eres el bienvenido, Amor, al templo
de carne misteriosa que soy yo,
a la noche tejida de mis músculos
y al nervio espiritual de mi oración.
Tú, el bienvenido de estos que aparecen
en mi vida de polvo y agua y Sol.
Te conozco en el júbilo divino,
en las páginas santas de mi Dios.
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Con sola tu palabra resplandece
la arquitectura celestial, Amor
(Que el Amor es palabra de saber
más fuerte que huracán de muchas voces).
Son las cartografías amorosas
abiertas en las noches para el hombre.
¡Iluminas, Amor, los mundos muertos
a su Resurrección monumental!
12/07/2001