Es mi instinto de Dios la soledad
donde es ver en amor contemplación,
todo un alma a la luz de la creación
que en tal consciencia está mi libertad.
En cada mente asoma eternidad
cuando el cosmos se le abre a percepción,
y aquí es que el hombre alcanza la razón
del amor que le besa con verdad.
Se da el mejor instinto a altas horas,
tiempo de buen asombro en solo un prado,
y solo una arboleda y un camino.
Son todas mis noches cavadoras,
y es mi búsqueda un mundo despoblado,
llegar en solitud al bien divino.
10 de noviembre de 1993