a tomar el brebaje misterioso,
agua gloriosa para el corazón
donde ella adquiere su sabor maduro,
y se destila entonces
como alma asimilable
para el labio sediento de los mundos.
Con humildad empieza
un poco gota a gota,
un poco sorbo a sorbo,
y al tiempo venturoso
un tanto beso a beso.
7 noviembre 2010