Y me digo: ¿Qué guardas pensamiento
sino una lucha contra el Enemigo?
Que aquí, en mi pecho, nadie va conmigo;
sólo mi fe, mi solo entendimiento.
Es una pugna de temperamento
en que se agita el corazón testigo;
sé bien que es el cristiano amor abrigo,
y espada abrasadora el mandamiento.
Bastantes cosas son que hacen la guerra
en mi interior, y son muchas batallas
que he perdido, y las muertes ¡tantas son!
¡Y cómo duele el alma cuando yerra!
Sé que el amor me amparará en mis fallas,
sólo el amor de Cristo en comunión.
19/04/2003
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